Cotidianamente ante cualesquier nuevo acontecimiento solemos
exclamar: "por suerte o por desgracia". Es decir tenemos el prejuicio
de que la vida es un permanente tránsito entren la fortuna y la fatalidad; de
allí también la frase los giros que da la vida. ¿Pero que pasa
cuando en nuestra vida acaece una enfermedad? Podemos referirnos aún a la
suerte
Sin embargo me parece, que las cosas no son así, la vida se
desarrolla en otra “lógica”, pues la “suerte” y su contrario “la desventura” no
son planos distintos sino que siendo diferentes marchar al parejo en la
realidad. Es decir la buena y la mala suerte no excluyen; pues por ejemplo en
nuestro alrededor conocemos y podemos ver como magnas riquezas y vidas
ejemplares se ven empañadas por aterradoras desgracias y viceversa. No
obstante, es importante precisar, que existen excepciones, donde por supuesto después
de una desgracia le sigue una más y otra después de otra hasta terminar con lo
mas valioso: la vida, por ello la llamamos tragedia.
Pero ubicándonos en la circunstancia de una enfermedad
crónica y degenerativa, como lo es el parkinson, ¿que puede aportar este prejuicio
del mudar de la suerte?. Creo que ese camino no depara nada bueno para el
afectado, pues equivaldría tanto a abandonarse a la espera del mañana a ver qué
ocurre, haber si cambia la suerte; y no puede, ni debe caer en la tentación de inmovilidad,
equivaldría tanto a querer olvidar su vida misma, colmado de acción: errores y
aciertos, y resignarse a la lentitud del presente o a la “esperanza” de que tal
vez se le depare algo bueno como consecuencia de algo malo o viceversa.
Todo afectado por el parkinson sabe que una de sus primeras
tareas es cuidarse de no caer en depresión, ni en el conformismo de la lentitud
presente. Por esto pienso y me doy a la tarea de dilucidar la circunstancia no
deseada de padecer cualesquier enfermedad crónico degenerativa. En este sentido
trataré de reflexionar sobre la actitud a tomar, como actuar, de donde engancharse
para seguir adelante después del diagnóstico de la enfermedad de parkinson. Sin
ánimo de exagerar creo que sería válido decir que el enfermo de parkinson se halla
en una situación límite. La vida cambia radicalmente sin consentimiento y entonces parece que es
urgente otorgarle un sentido (consiente). No se debe dejarse a la suerte, azar
o destino.
Una alternativa para esta circunstancia parece ofrecerla el
texto “El hombre en busca de sentido” situado en la segunda guerra mundial,
donde se describe como el Dr. Víctor Frankl desarrolló su teoría a partir de su
idea de que los presos en los campos de concentración que tenían esperanzas o
proyectos o aquellos que asumían una gran fe, parecían tener mejores
oportunidades de sobrevivencia que los que habían perdido toda esperanza.
Así pues la teoría de Dr. Víctor Frankl sostiene que todas
las personas puestas en situaciones extremas (de ansiedad, salud quebrantada,
hambre, estrés, salud, etc) pueden resistir a partir de contraponer el deseo de
descubrir un sentido definitivo a sus vidas. En conclusión Víctor Frankl, nos
invita al deber combatir la sensación de una vida carente de un significado.
En sentido estricto en el caso del enfermo de parkinson,
enfermedad incurable hasta hoy en día, se le puede determinar como situación
límite, por lo que siguiendo el planteamiento de Víctor Frankl, el afectado por
la EP debe ante
poner la búsqueda de sentido a la
promesa de la esperanza, pues ésta última solo generará gotas de preocupación.
La importancia de esta teoría consiste en proponernos la
existencia de un espacio para soñar y vivir y cumplir todos tus sueños. Lo cual
se contrapone a la serie de prejuicios que detallamos sobre la fortuna (buena o
mala suerte). La teoría de Víctor Frankl destaca que en toda posición límite ya
sea la de un preso o un enfermo “grave” estos pueden dar sentido a su vida bajo
las pautas del actuar responsable. Es decir, la tensión o resistencia de
nuestras decisiones es necesaria para la salud, al menos cuanto tiene que ver esta
con el sentido de nuestra vida. “El esfuerzo por una meta valiosa nos impulsa a
conseguirla” Solo la acción otorga sentido a la vida.
Pero resulta importante destacar que este sentido de la vida
no puede ser copiado, enajenado y tampoco inventado, antes bien tiene que ser
descubierto en nuestro propio transcurrir: en nuestra vida que por cierto es lo
único que nadie nos puede quitar nada, ni la Enfermedad de Parkinson.
La motivación de una persona se haya precisamente en encontrar un sentido a la
propia vida. “Quien tiene un por qué para vivir puede resistir casi cualquier
cómo” (Nietzsche).
Pero el camino no es sencillo ya que en la búsqueda del
sentido existe el sin sentido que es la frivolidad a la que estamos expuestos
todos en este viaje (sueño) y en este largo viaje estamos expuestas al
extravío, nuestro vacío: el aburrimiento: el ¡no querer hacer nada!. En el caso
de la enfermedad de parkinson esto es
muy relevante pues están expuestos a depresiones. Por lo que la desgracia
(verdadera) es una vida sin sentido. En este sentido pienso que ante la Enfermedad de Parkinson
se debe oponer nuestros recuerdos, nuestras acciones como evidencias reales de
que la vida puede hablarnos de su propio sentido en cualquier momento o
escenario. Entendiéndose pues, como nos refiere Víctor Frankl, que la respuesta
a la pregunta sobre el sentido de la vida, solo la descubriremos en nuestra
vida misma, en nuestras acciones responsables. Nuevamente la responsabilidad es
“la fuerza” que nos permite esforzarnos y luchar por metas que merecen la pena
alcanzarse. En otras palabras la responsabilidad como acción es la mediación
que existe entre lo que nos prometemos y “aquello” que permite cumplirlo.
En términos generales a los que nos lleva “El hombre en
busca de sentido” es a concluir por una parte que todo en la vida (la felicidad
o la desgracia) esta marcada por algo trascendental que nos observa en nuestro
actuar; pero paralelamente y lo cual me interesa destacar como opción verdadera
de este texto es que para hacer frente a la Enfermedad de Parkinson
el hombre es libre y responsable de su actuar y no esta determinado a conducirse
de un único modo y por ello ante lo que viene llámese enfermedad debemos actuar siempre con
dignidad.


6:18
Salvador
0 comentarios:
Publicar un comentario